jueves, 19 de noviembre de 2009

Pasaron ya más de tres años de aquel día en el que prometí vivir el resto de mi vida desviviendome por Ana, y aunque esa promesa,en aquel momento, haya sido para la eternidad, crei que en pocos meses todo eso acabaría,que sería el recuerdo de una de mis mas hermosas experiencias y punto aparte. Pero NO: Hoy mi promesa sigue viva. Pero no solo porque esa haya sido mi elección; Ana entra a tu vida y aunque se haya vuelto el peor de los infiernos; nunca más te vas a librar de ella.
Yo no creo en los psicologos, en los médicos y sus tratamientos salvatorios para las personas con trastornos alimenticios y depresivos; y mucho menos si estos son sin el consentimiento del "enfermo". Ellos no pueden cambiar nuestra vida (porque es una forma de vida);NO si de nuestra boca jamás salió la frase "quiero cambiar".
Tal vez nunca se tomaron cinco minutos (al menos) para pensar porque somos quienes somos, porque vivimos como vivimos, y porque dejamos de comer como lo hacemos.
No hay mucho que analizar para encontrar una respuesta: Si una de las cosas que nos hace felíz es ver bajar día a día los numeros de la balanza, si nuestro objetivo es lograr la perfección quedandonos en los huesos, y hasta tal vez desaparecer , es porque la vida que teniamos nos destruía más que "vivir del aire", y porque, tal vez, los que ahora intentan alejarnos de Ana, hayan sido los responsables de aquellas palabras y aquellos actos que fueron destruyendo poco a poco nuestra necesidad de alimentarnos e hicieron nulo nuestro autoestima. ¡CLARO!, ahora que lo pienso, deben tener un cargo de conciencia que les carcome el cerebro...

Suficiente. Mi estómago no deja de protestar, mis piernas estan cansadas, y yo no estoy lo suficientemente cuerda como para seguir escribiendo (Me veo terminar hablando de cualquier tema totalmente descolgado).
Dejo abierto el texto para continuar en algún otro momento, donde siga totalmente vacía pero con inspiración.



No hay comentarios:

Publicar un comentario